Hablemos de: Las infinitas posibilidades de "ser" quién eres

No sé si esta publicación será de interés para todo público, pero como este blog es más que nada una materialización de lo que pasa en mi cerebro, el día de hoy les entrego la siguiente reflexión: Infinitas posibilidades, ¿Cuál elegir?

Los últimos meses de mi vida me he enfocado (primero por obligación, y ahora por necesidad) a descubrir quién soy, pero sobre todo, quién quiero ser. No se si seré la única que está pasando por este proceso, pero a los que se sienten identificados sabrán que es un proceso difícil, desgastante, pero al mismo tiempo entretenido y misterioso. Justamente es el misterio lo que, desde mi punto de vista, motiva mi reflexión del día. 

Cada uno puede realizar su propia reflexión a la pregunta "quién eres" y enumerar una serie de cualidades y características que responden a la pregunta. En mi caso, yo soy mis gustos y nadie me va a sacar eso de la cabeza. Como dice Rob en High Fidelity: "Las cosas que te gustan son más importante que como tú eres. Libros, música, películas. Llámenme básico pero estas cosas importan." Simplemente son cosas que me definen y están conmigo cada minuto del día, no importa que esté haciendo. Pero cuando nos preguntamos "Quién quiero ser", la cosa se complica. 

Quien quiero ser...

Hace un par de meses atrás tuve el agrado (y desagrado) de leer "The Bell Jar" de Sylvia Plath. La novela narra la historia de Esther Greenwood: una joven talentosa pero que poco a poco comienza a perder la cordura. La narración es tan intensa que nos sentimos dentro de la mente de Esther, acompañándola página por página en su espiral descendente hacia la locura. Es una narración extraordinaria sobre la psiquis femenina y una mirada no romántica ni exagerada de lo que es la salud mental. Pero dejando de lado lo potente de este libro (y lo que significó su publicación para la época, seguido por el suicidio de la autora), quiero centrarme en un extracto del libro que me ha acompañado durante estos últimos meses y se relaciona con la pregunta del "ser".

Le comparto la analogía del árbol de higos:

"Vi que mi vida se ramificaba ante mí como la higuera verde del cuento. Desde la punta de cada rama, como un higo gordo y morado, un futuro maravilloso me hacía señas y me guiñaba el ojo. Un higo era un marido y un hogar feliz y niños, y otro higo era un poeta famoso y otro higo era un brillante profesor, y otro higo era Ee Gee, el asombroso editor, y otro higo era Europa y África y Sudamérica, y otro higo era Constantino y Sócrates y Atila y un montón de otros amantes con nombres raros y profesiones poco convencionales, y otro higo era una campeona olímpica de tripulación femenina, y más allá y por encima de estos higos había muchos más higos que no podía distinguir. Me vi sentada en la entrepierna de esta higuera, muriéndome de hambre, sólo porque no podía decidirme por uno de los higos. Quería todos y cada uno de ellos, pero elegir uno significaba perder todos los demás, y, mientras estaba allí sentado, incapaz de decidirme, los higos empezaron a arrugarse y a ennegrecerse, y, uno a uno, fueron cayendo al suelo a mis pies."

― Sylvia Plath, The Bell Jar

Básicamente Sylvia Plath se cuestionaba la vida misma, y luego de leer sus diarios de vida, me hace sentido su preocupación por querer ser muchas cosas y vivir un millón de vidas. Simplemente la vida es demasiado corta para elegir erróneamente quién queremos ser, o pasar el resto de nuestra vida sin realmente cuestionarnos qué es lo que queremos. Pero más que un cuestionamiento sobre nuestra existencia, la verdadera pregunta es: ¿Qué higo vas a elegir?

Yo creo que Sylvia se equivocó en una cosa. Nada te impide sacar solo una fruta del árbol. Nadie te impide vivir un millón de vidas... hemos vivido distintas versiones de uno mismo desde el día en que nacimos: niños joviales, escolares rebeldes, adolescentes depresivos, universitarios frustrados, amantes empedernidos, amigos leales. Cada día que pasa vivimos una nueva versión de nosotros mismos con infinitas posibilidades de acción, y dentro de esa múltiple gama de alternativas, Sylvia Plath se sienta sobre el árbol de higos contemplando la red infinita, y decide no tomar ninguna fruta, aún teniendo la seguridad de que la fruta elegida saldrá con el sabor más dulce que iba a probar. 

Me parece emocionante e intrigante ver la vida como esta metáfora del árbol de higos. Yo se que todo esto de las infinitas posibilidades puede ser abrumante (y lo es, al igual que el hecho de cuestionarnos quién queremos ser), pero al mismo tiempo me da una cierta sensación de libertad. Es un especie de sublimación sobre el ejercicio de ser humano... reconocer las infinitas posibilidades.

En fin, alto nivel de reflexión latera, pero a más de alguno le puede servir como un impulso para atreverse a hacer eso que no han podido hacer por miedo, falta de tiempo, o cualquier excusa que nos ponemos para no probar esa fruta que tanto deseamos. 

Por eso, prueben TODAS las frutas (o traten). Abracen las infinitas posibilidades y vuélvanlas tangibles... prueben una y otra vez hasta que una de las frutas sepa más dulce que las otras. ¿Quién quieres ser? Imposible saberlo si no nos hacemos cargo de las infinitas posibilidades que hay en la vida. 

Pero nunca olviden que detrás de "quién quieres ser", recuerden que sólo eres (sea lo que sea que eso signifique). 


Nota al lector: 💗Un abrazo grande a todos los que se dan el tiempo para leer el blog y a todos los que me han mandado algún mensajito lindo de apoyo, o que me han dicho que les ha gustado uno de mis posts. Se los agradezco desde lo más profundo. 💗

Comentarios

  1. La encuentro una reflexión poderosa además de una reflexión que también he vivido en carne propia. Me pasa que me he visto a mi misme en la base del arbol buscando frutas e intentando desesperadamente llegar al final de la rama donde se encuentro aquello que quiero (o creo querer) más el último tiempo me ha enseñado que vivir en busqueda de una fruta que existe en el futuro significa (para mi) un presente vacío que existe sólo como un espacio de tránsito entre yo y un futuro que quizá no se materialice.
    Me encuentro tratando de imaginar otro árbol, uno donde cada espacio en las ramas trae pequeñas frutas que puedan darme el sustento para convertir mis días en algo que me nutra y me dé ganas de vivir.

    Gracias por compartir esta reflexión <3.

    ResponderEliminar
  2. Me llegó mucho esta reflexion por que estoy pasando por un proceso parecido. Hay tantas posibilidades y versiones de uno mismo que puedo explorar que a veces me siento dms abrumado por no saber que elegir. Muchas gracias por compartirlo y saber que no estoy solo en este proceso :)

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Hablemos de: El Desamor y los Corazones Rotos

Hablemos de: Las Citas