Hablemos de: Las Citas

Hablemos de: Las Citas

El otro día fui a tomarme un café para despedir mis vacaciones. Estaba tranquilamente leyendo mi libro cuando en la mesa de al lado se sienta una pareja. Parecían tranquilos, pero no se tocaban ni nada por el estilo. Tampoco eran amigos porque no se reían ni tiraban la talla como uno lo hace. La verdad se veían bastante tensos. 

Luego de un par de minutos de poner mis audífonos en sonido ambiente y sapear todo lo que hablaban, me di cuenta que estaban teniendo una cita (probablemente la primera cita, porque era mucho small talking inicialmente). En fin, independiente de la pareja y lo psicópata que puede estar sonando mi historia, me puse a pensar sobre la situación, y lo incomodo que son las primeras citas, y bueno, como a veces mis pensamientos divagan un poco, terminé cuestionandome muchas cosas y asimilando varías verdades acerca de estas situaciones tan peculiares, pero al mismo tiempo emocionantes (o desastrosas). 

No sé si les pasa, pero odio las primeras citas. Sinceramente las evito, deseando de que mágicamente voy a conocer a alguien de la forma más orgánica posible, no sé, en una librería, en un bar o en una fiesta. Pero claramente esas cosas sólo ocurren en las películas y hoy existen aplicaciones de citas para engañar al destino y conocer gente de la forma mas forzada. Obviamente existen excepciones... porque el destino tiene formas de engañarnos a todos, y a veces lo que parece evidente, no lo es. Pero en fin, simplemente no son lo mío, y tampoco lo son las primeras citas con extraños, porque sinceramente, son extraños.

¿Cómo se yo con quién me voy a topar? Literal él puede hablar demasiado rápido o demasiado lento, o hacerme preguntas incomodas sin que yo le haya dado el pase para hacerlo, o que trate mal a la persona que nos está atendiendo, o que coma con la boca abierta; quien sabe... simplemente son infinitas posibilidades que sinceramente no quiero barajar. Aparte quién sabe, literal podría estar funado, o ser un psicópata. O podría ser una persona poco empática, o tener mal humor, o ser egocéntrico. O incluso peor... podría ser una buena persona, podría tener ojos lindos, podría ser divertido, e inteligente, y podría hacerme reír. 

Ya okay, pero, y si eso pasa, ¿qué se supone que haga con eso? Sinceramente, ¿qué pasa si él me ve de verdad, y no le gusta lo que ve? ¿qué pasa si de verdad me conoce y no le gusta como soy? ¿qué pasa si me muestro tal cual soy y no es suficiente? No sé si puedo vivir con eso... y no me vengan con la bullshit de "amiga eri seca, que te importa lo que un hombre piensa de tí" o "tu eres como eres y al que no le gusta chao" (lo cual es objetivamente verdad, pero sabemos que la vida es más complicada que eso). Por eso miro desde afuera y evalúo la situación lentamente, para que por lo menos, cuando alguien me "vea", yo también lo quiera. 

Díganme exagerada, pero las cosas parten con una simple cita. Un evento así de pequeño puede generar un impacto demasiado grande en esta vida, y bajo esa premisa, simplemente no me puedo arriesgar a ir a citas de manera desenfrenada sin calcular bien lo que estoy haciendo. Me parece que es imposible fracasar si uno es cuidadoso, y selecciona bien a las personas con las que quiero compartir mi vida. Porque sinceramente, un paso en falso, un "no saber qué es lo que realmente quiero", y un "no analizar bien mis decisiones", y puedo terminar casada e infeliz (Call me crazy, pero saben que tengo razón). 

Pero volvamos a la cita. Sinceramente, ¿qué pasa si él me mira, y sabe que me gusta? ¿qué pasa si él abre esa puerta, y me gusta, y después no sé cómo cerrarla? ¿qué se supone que hago con eso? ¿cómo se supone que salgo de eso?. ¿Y qué pasa si él me toca, y también me gusta, y siento como si me estuviese derritiendo? Simplemente no estoy preparada para eso. Pero aún así, y a pesar de todo, espero encontrar a alguien con quien pueda hablar, y que me entienda, y que le guste cómo soy, y que cuando me "vea", quiera verme de nuevo.

En fin, sólo se, que nada sé, y que las primeras citas son difíciles, pero no por la situación, sino simplemente por "no saber". No saber quién eres, quién fuiste, y quién serás. ¿Serás alguien para mí? ¿o no serás nada? ¿Quiero que seas alguien para mí? ¿o simplemente no quiero nada contigo? Infinitas posibilidades. Todas igualmente complicadas unas de otras. 

Tal vez todos tenemos estos miedos, en el fondo. El miedo de ser realmente vistos, pero al mismo tiempo, el miedo de nunca ser comprendidos por el otro. La verdad es que no tengo las respuestas para ninguna de estas preguntas. Pero lo que sí sé, es que no hay experiencia más interesante (en mi opinión) que aventurarse a tratar de responderlas. Espero que a mas de alguno le haya hecho sentido, y a los que no, los invito a cuestionarse y a reflexionar acerca del arte de conocer a alguien. Me parece la actividad más misteriosa y excitante que existe. Al final de cuentas, uno nunca deja de conocer a las personas. Ni 500 citas son suficientes para lograr conocer la esencia del otro. 

Bueno, con eso termina mi reflexión. Los quiero mucho y mil perdones a la pareja que tomaba once tranquilamente. Me pasé la película de mi vida. 


Comentarios

Entradas populares de este blog

Hablemos de: El Desamor y los Corazones Rotos

Hablemos de: Las infinitas posibilidades de "ser" quién eres